En esta oportunidad es mi intención recordar al Acad. Hector Giuliani quien fuera Acad. Titular y Emérito de nuestra Academia. Intentaré, aunque con dificultad, resumir en un breve relato su extensa y prolífica vida plena de realizaciones.
El Dr. Hector Giuliani nació en Buenos Aires el 28 de diciembre de 1938 y falleció en La Plata el 28 de febrero de 2025 a los 86 años.
Se graduó de Farmacéutico y de Bioquímico en la UBA. A lo largo de su carrera, desempeñó roles clave en instituciones nacionales e internacionales. Fue Director Ejecutivo de la Farmacopea Argentina, cargo desde el cual lideró la redacción, revisión y actualización de esta publicación oficial, esencial para la regulación de medicamentos en el país.
Además, fue docente en la Cátedra de Microbiología de la UBA y ocupó cargos gerenciales en la industria farmacéutica, lo que le permitió combinar la teoría académica con la práctica profesional.
Fue designado Académico Emérito de nuestra institución por sus valiosos aportes y contribuciones a la misma.
Se puede decir sin temor a equivocarse que Hector fue uno de los pilares del desarrollo del conocimiento y de la tecnología en la fabricación de medicamentos en nuestro País y que contribuyó directamente a colocar a la Argentina como uno de los centros de desarrollo y de producción farmacéutica más importantes en Latinoamérica y en el mundo entero.
En lo personal puedo comentar que tuve el privilegio de conocerlo allá por el año 1982.
Luego pude conocerlo un poco más de cerca trabajando en algunas comisiones del Ministerio de Salud, de la Academia, de SAFyBI y en jurados de premios, lo que me permitió descubrir al ser humano tras el gran profesional.
Siempre tenía una actitud cordial y estimulante, sumado a un estilo de comunicación directo y campechano que hacía muy agradable mantener una conversación con él.
Todavía recuerdo las alegres y profundas charlas que mantuvimos desde aquella época!
Transcribo a continuación palabras de quienes compartieron tareas en forma diaria en la Farmacopea Argentina (Melina Assalone, María Celeste de Angelis y Natalia González)
Nosotras, las chicas de Farmacopea, nos guardamos para siempre el privilegio de haber sido su último equipo de trabajo, sus compañeras…y estamos seguras de que le hubiese encantado que usemos esta palabra “compañeras” porque la palabra “jefe” a él no le hacía justicia…era mucho más que eso…siempre tan profesional pero también siempre tan atento a lo personal…generoso como pocos, no se guardaba nada toda su experiencia y su conocimiento, lo entregaba sin dudarlo un segundo. Nunca faltaba su humor, ni sus chistes ni sus frases para amenizar todo y siempre terminar con una sonrisa…tampoco dudaba en abrirte las puertas de su casa, de su vida y de esa hermosa familia que supieron construir junto a Nini. Y, cuando estabas ahí, en el medio de un asado que meticulosamente había organizado, te dabas cuenta de que la frase “la manzana no cae lejos del árbol” es verdad y de pronto sus hijos, sus nietos, su familia te trataban como uno más y te sentías parte de ellos.
Así era él, lo extrañamos desde el día que decidió retirarse y dejó la vara tan alta que, para nosotras es muy difícil que algún día alguien pueda igualarlo…al recordarlo siempre lo hacemos con emoción y alegría, y donde esté, sabemos, a ciencia cierta, que eso lo pone más contento que cualquier otro reconocimiento porque antes que nada era una gran persona!
El 17 de noviembre de 1967 se casó con Nini Luchini y tuvo cinco hijos, Maria Laura, Pablo, Federico, Lucas y Cecilia y 10 nietos, Juliana, Francisco, Victoria, Santiago, Nicolas, Sofia, Matías, Renata, Pedro y Manuel.
Su carrera dejó una huella profunda en la comunidad farmacéutica argentina, especialmente en la regulación y aseguramiento de la calidad de los medicamentos.
El legado de Giuliani perdura en la formación de profesionales, en la actualización de normativas y en la garantía de que los medicamentos comercializados cumplan con requisitos rigurosos de calidad.
Fue un referente para la integración de la práctica académica con las necesidades regulatorias y del sector productivo farmacéutico.
Sus vastos antecedentes y los logros alcanzados demuestran también su perfil de luchador, y su extensa familia da fe de su generosidad y su ejemplo permanente.
En pocas palabras, Héctor Giuliani fue un hombre íntegro con la entereza y la visión de un pionero. Tuvo una vida plena y a nosotros nos quedan sus múltiples recuerdos y sus enseñanzas.
¿Qué mejor legado puede alguien dejar?
Acad. Marcelo Carlos Nacucchio
