El desarrollo de nuevos fármacos ha evolucionado desde la búsqueda al azar a la actual estrategia de diseño de principios activos. Aunque un diseño en términos absolutos, que requiere de un perfecto conocimiento de la biología molecular sobre la que el fármaco debería actuar (diseño “de novo”) es todavía un tema en desarrollo, el estudio de los parámetros moleculares (polaridad, coeficiente de reparto lipo-hidrofílico, conformación y volumen molecular y otros) a través de modelos computados, están contribuyendo notablemente al perfeccionamiento farmacológico de compuestos sintéticos en los que se aprecia algún efecto así como de productos naturales. Si bien estos estudios téoricos no determinan con precisión la molécula ideal, nos ayudan sugiriendo que partes de la mólecula original deberían ser modificadas para mejorar su biodisponibilidad, retardar su metabolización o excreción, incrementar la especificidad de acción, etc.

En consecuencia, se hace necesario sintetizar y probar la actividad de una gran variedad de estructuras moleculares alrededor de la molécula primitiva acorde a las propuestas teóricas. Con el fin de simplificar esta tarea se ha desarrollado una metodología que permite acceder rápidamente a una gran variedad de estructuras moleculares, denominada “química combinatoria”. Esencialmente consiste en unir a la molécula mínima restos de las caracteristicas indicadas, combinándolos y permutando su posición. El procedimiento de síntesis se racionaliza efectuando las reacciones de igual tipo en microescala (utilizando viales) y simultáneamente, disponiendo las bandejas que portan los viales en una estufa especial. Los productos de las reacciones se aislan mediante HPLC y seleccionan primariamente mediante algún ensayo in vitro (inhibición enzimática, u órgano aislado) de realización rápida.

El análisis de confirmación de la estructura molecular obtenida se efectúa solamente en los productos activos.

Esta metodología de experimentación forma parte de la rutina de trabajo de los laboratorios internacionales generadores de nuevos fármacos de precio creciente. Es de lamentar que en nuestro país la química medicinal nunca ha sido del interés de la actividad privada ni de los organismos de ciencia y técnica. El efecto a largo plazo de la nueva ley de patentes pondrá en evidencia esta falencia.